Eterno retorno

Acá estás de vuelta, Federico.

Vas a escuchar hablar a todos

Tu cara es la de un patovica

Sin expresión ni color

Ellos no pueden manejar su entusiasmo.

Vos lo ves venir

Conoces la película de punta a punta

Se sentará a tu lado

Te dirá algo muy por lo bajo

Saludara y se irá por el parque.





Aldo Oliva



Utopía
Vamos, arráncate ese rencor
que hace existir el trémulo eco
de tu voz; déjalo florecer
en las foliaciones de otra
furia: esa posible ondulación
donde module la incidencia
que emerge de la ávida dulzura
que estremece la esencialidad
de tus manos: ésa, la insumisa,
virtual y real, que armó tu cuerpo
e imaginó tu espíritu.
Desde el balcón
aspiro la sombra, casi sagrada,
de otra sombra: algo que fue; pero que,
semental, en una incontinencia
de altura que, a veces, suponemos alma,
transfiguró la tiniebla en una
tenuidad donde poder,
era trama sutil que, locamente,
arrastramos a las configuraciones
del endulcamiento incierto del futuro.

SUM

El colo toma el micrófono

Y los mira a todos

Su cara se parece a un papel arrugado

El colo lee medio trabado

Como si estuviera subiendo

una montaña empinada

El colo levanta la vista

Tiembla, escupe saliva,

Mira al final del aula

Y suelta la cadena de su último perro:

"SOY UN REVOLUCIONARIO,

PORQUE ME REVOLUCIONÉ

A MI MISMO"

Termina y reparte su poema

en hoja a4.

Tranquilo, colo, le digo, tranquilo,

la luz ya te alcanzó.

La puta madre



La escritura es una especie de virus, que un día te toma por asalto.

Escribir es pensar, ordenar, sistematizar ideas que naufragan por tu cabeza.

Recuerdo siempre la primera vez que le di lugar a esa voz que me hablaba

Vivía en una pensión y llovía mucho y todo era gris como un auto modelo 90

Escribía y me reía como si me estuvieran haciendo cosquillas en los pies.

Porque siempre la ingenuidad es graciosa, pura.

Hay algo frágil en todo lo que intente sobresalir sin ser de suma necesidad.

Escribir no sirve para nada.

El que escribe sabe que no sirve para nada.

Por eso se para a orillas del río a tirar piedras.

A buscar reuniones en dónde se pueda decir todo lo que no sirve para nada.

Escribir es soledad, es apagar los teléfonos, es quedarse encerrado los días de sol.

Es saber que, simplemente, no va a suceder.

La casa es fría y práctica

En sus paredes se pude pintar

En sus pasillos se puede fumar

Y en el fin de la noche

se tiene que romper todo por obligación.

Tirar el papel del peaje por la ventana como hacen los viajantes envejecidos

¿Hay algo más triste que un peaje?

Las chicas con gorra dan papelitos

Se pintan las uñas

Esperando que el sol se caiga a la tarde

Y los pájaros dibujen gratis el cielo

Con ideas que traen de otros mundos

Y las venden como nuevas

Todos somos iguales ante un atardecer

El sol nos refleja como un escaner

De rayos rojos que nos saca el miedo

De no conseguir nada

De dejarse ganar por las risas

Que retumban en el campanario.


























  A mamá le encantaba el mar. La última vez que pudo ir se trajo un cuadro con olas que rompían en una playa. Pidió que lo colgáramos encima...