El vagabundo que está llamando a tu puerta tiene puestas las ropas que tú llevaste una vez.
Ahora vivo en Rosario. Atrás quedó Buenos Aires. Como yo no soy empleado de nadie, decidí no seguir adelante con el juicio al diario Edición Nacional. No me importa esa guita. Sus dueños son oscuros y asesinos. Por el momento vivo en casa de amigos. Es difícil está ciudad. porque hay demasiadaas chicas lindas y, encima, no me dan bola. En fin, paso mis días en la biblioteca y tomando cerveza en bares que dan al río. Ah, además, estoy ayudando en el lanzamiento de una radio online. Fin del parte.
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